miércoles, 22 de septiembre de 2010

la soledad


Nos sentimos solos, apesadumbrados, con cierto agobio y tristeza, . Ese sentimiento y uno, van de la mano, siempre juntos, siempre cerca.
Cuando me ocupo o distraigo, surge un respiro, pero luego toma el mando nuevamente aquél estado anterior. Y allí estamos atrapados...en soledad.
Huyo como puedo, como sé hacerlo. Nos convertimos en expertos escapistas.
Entonces nos aturdimos: ruido nocturno, sexo hueco, drogas insípidas, tertulias sobre nada, comilonas grasientas, toxinas de moda....pero alli está esperando la soledad.
Descubro que también puedo escapar por esos caminos llamados nobles: así colaboro con organizaciones no gubernamentales, me siento útil y comprometido murmurando comentarios compasivos de regiones castigadas, me anoto en talleres y cursos de autoestima, Me voy al ashram detrás del gurú de moda...¡ahora medito...!
Busco toda clase de consuelos, incluidas las mascotas.
He construido un muro que me aísla de lo que me pasa y siento.
He construido un esquema de autoengaño que se convierte en mi propia personalidad, en mi forma de ser. Ahora me niego y sobrevivo.
¡No quiero a la soledad!
¿Por qué esta desolación?...acaso no es necesario, imprescindible ese completo estado de soledad para poder descubrir por mi mismo y Ser?

Comprender nuestras reales necesidades es fundamental y útil, pero descubrir cuáles son las necesidades falsas, las que provienen de la ilusión y el escape, es vital e imprescindible en la vida. Ver completamente lo falso en mi, investigarme y saber que esos escapes se han convertido en algo más significativo que la realidad.
Las necesidades psicológicas, la necesidad de realizarse, de ser importante, brotan del miedo a algo que desconozco.
Cada una de mis identificaciones son un mecanismo de defensa que niegan y entierran algo que es mucho más significativo y real que todas esas ilusiones...y allí está el deseo.
Los escapes y el deseo marchan juntos, como toda identificación marcha junto con la frustración.
En soledad y silencio, la confusión y los escapes pierden su sentido.
La soledad perturba al ego.
La soledad es aliada del ser.




jueves, 16 de septiembre de 2010

Yo Soy

Ayer oí decir algo así:"....la muerte de un hijo es algo contra-natura"
Creo que en realidad lo que quiso decir ese hombre es que el dolor por la muerte de un hijo, ha de ser tremendo...de allí el sufrimiento consecuente. Sufrir cada día del resto que quede de vida...¡horrible.!
Nada de lo que sucede es contra-natura...Todo llega a su fin, no hay más respuestas a ello. Sólo especulaciones basadas en el miedo a ese final. Entonces, invento toda clase de creencias para poder escapar de lo inevitable. Esas creencias me consuelan, hacen que por un momento (que puede ser toda la vida) yo me olvide de lo que es, y viva de acuerdo a lo que creo que debería ser. Vivo con esos patrones, que me aíslan, me separan, me dividen. Cada creencia se convierte en símbolo y en él descargo toda mi identificación. A cada símbolo lo defiendo, lo justifico, lo enaltezco...se convierten en mi mismo. Dejo ser ser real, ahora yo soy una imagen.
Lo que es ha quedado enterrado. Soy el resultado de miles de huidas, de escapes del dolor y de la soledad.
Yo soy el producto del miedo.

Me pregunto....¿puedo terminar con ese movimiento?
¿puedo detener todas las formas que he inventado para escapar del dolor y la soledad?
¿Podré mirarme a un espejo y ver claramente quién soy, y no quién creo ser?
¿Si yo soy miles de imágenes y logro que ellas desaparezcan...que queda?