domingo, 21 de noviembre de 2010

LLORAR


Cuando éramos niños llorábamos cada vez que había que llorar. Después, fuimos creciendo y aprendimos a reprimir aquél grito.
Al llorar liberamos nuestra impotencia ante una situación cualquiera, que nos agobia y angustia. Pero a la vez pedimos ayuda con mocos y lágrimas.
Es un natural acto de reclamo y liberación.
De hecho, algunos científicos sostienen que somos la única especie que llora por motivos emocionales.
Reímos... incluso hasta llorar.
A veces, cuando somos testigos de un breve acto de amor entre desconocidos, los ojos se riegan y brillan.
Con las pelis y culebrones... proyectamos y... ahí va el moco.
Esta forma de comunicación basada en respiración entrecortada, gritillos, muecas que nos deforman la cara, agua en los ojos y mas mocos, es uno de los actos de salud que nuestro cuerpo tiene para nivelar el nivel de cortisol.
Es decir, cuando lloro, el estrés baja. Por eso muchas veces nos dormimos agotados, como si hubiéramos corrido la maratón de Nueva York.
Por lo tanto, es bueno recordar, que ante todo el llanto es un acto de supervivencia para que nos calmemos, o alguien nos ayude ante la impotencia de la desolación, de la imposibilidad, o miedo de poder modificar lo que deseo modificar.
Las mujeres lloran más que los varones, es un hecho comprobado por los que hacen estas cosas, (científicos y estadistas los afirman).
Como varón diré, que lloramos menos que las mujeres, por el hecho de que somos mamíferos proveedores, y que el estrés lo manifestamos con otras herramientas: si muestro debilidad dentro de un grupo de machos, seré relegado en esa comunidad, y eso significa peligro.
Este proceso instintivo y básico dentro de las relaciones, se deformó en cultura, por eso sostengo que esta explicación no justifica la brutalidad o insensibilidad que caracteriza a algunos tipos de varones, que se jactan de su dureza y frialdad, por haber sido criados en un contexto retrogrado. Las mujeres de estos hombres lloran a escondidas...

Llorar hace bien. Entonces, si de repente vienen esas ganas inexplicables, hazlo, no te reprimas, estés en donde estés, ¡hazlo!.




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