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domingo, 7 de noviembre de 2010

EL SECRETO, eso que te pudre por dentro


Interlocutor: hemos escuchado tantas veces …“todos tenemos secretos guardados en nuestro interior”

Quisiera que habláramos de eso .

MT: ¿te refieres al secreto, o a la confianza depositada en otra persona?

I: vaya, me has confundido, es que si no confío en una persona, no le contaré mis secretos…eso es evidente.

MT: Por lo tanto vemos que intervienen dos aspectos, ¿verdad? La necesidad de quitar algo que nos pesa por dentro, y dar ese “paquete” a alguien confiable.

I: así es.

MT: y también intervienen dos actores, el que da y el que recibe.

I: si, eso es claro. Estamos hablando de que esos dos “actores”, como tu dices, son amigos. No me refiero a la relación terapeuta-paciente…

MT: entonces investiguemos despacio. La primero que me pregunto es ¿por qué razón un hecho o una situación vivida, no debe ser conocida por otro u otros? ¿Cuál es la causa de esa censura?

No me estoy refiriendo a hechos delictivos, o acciones sancionadas por alguna autoridad formal. Estoy preguntando ¿cuál es la causa de que una acción realizada por uno, se tenga que convertir en un secreto y que nadie deba saber nada de eso?

I: bueno, en mi caso, y creo que en el resto de las personas es igual…yo evito que se sepan aquellas acciones que a mi me avergüenzan.

MT:¿ sólo las que te avergüenzan?

I: ahora que lo preguntas…también otras acciones que me dan cierto orgullo morboso, pero es mejor que nadie sepa eso que he hecho….no estaría bien visto. También, se me ocurre ahora, que hay veces me entero de cosas, que si las cuento le haría daño a otros …cómo por ejemplo ser testigo de una infidelidad…

MT: Entonces comienzan a aparecer varias causas, verdad. Por otro lado, aquella persona depositaria de la confidencia también se siente “orgullosa” de ser ese o esa en quien se puede confiar lo más intimo o velado.

I: ahora se me ocurre que tu, con tus pacientes has de tener conocimientos de muchos de sus secretos. Ellos te toman como alguien confiable, para descargarse.

¿A ti te agobia esa carga que los otros te dan?…¿son tus secretos?

MT: no confundamos la confiabilidad que la profesión requiere como pilar de la terapia, por esa infidencia tan común entre amigos o conocidos.

Insisto en preguntarme como es que nace el secreto en el individuo. Tu dices que tal vez la vergüenza sea un factor.

I: eso hemos dicho, si

MT: ¿qué es la vergüenza?, ¿por qué me avergüenzo de algo que he hecho o dicho? ¿Hay dentro de mi un censor que está permanentemente determinando lo correcto de lo incorrecto, lo moral de lo inmoral, lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto…?

I: en este punto te podría decir, que todos tenemos ese censor. Esa voz interna que dicta y reprime..

MT: ah ese es el condicionamiento preferido y más cómodo: “todos tenemos ese censor”, pues yo estoy investigando contigo, quiero saber de que se trata esto de la vergüenza , los secretos, descubrir su mecanismo y si es posible, vivir sin ningún dictado represor de “esa” conciencia divisiva. Quiero ver si puedo estar libre de toda la censura íntima.

I: pero eso da miedo. Imagínate una persona que no tiene ninguna censura interna, sería un peligro para si y para la sociedad…

MT: despacio, yo sostengo que ese peligro explota debido a la auto-represión y a ese censor moral…esa estructura es muy especulativa, hace todo de acuerdo a lo que le conviene o no. Al premio o al castigo.

Alguien libre de ese esquema, no actuaría jamás de manera “peligrosa” para si ni para otros.

I: ¿quieres decir que alguien sin moral es menos “peligroso” que un individuo con moral?...quien escuche esto, diría que es un disparate!!

MT: veamos con cuidado. Decimos que una de las causas del por qué tenemos secretos es la vergüenza. Eso quiere decir que existen pensamientos, opiniones, o hemos realizado cosas, que no permitimos que se sepan, porque nos censuramos a nosotros mismos.

I: hasta allí te acompaño en calma..

MT: entonces, ¿de dónde nace el censor que llevo dentro, y hace que me reprima, que me calle u oculte hechos. Este censor, que soy Yo, con todas mis conclusiones, identificaciones, creencias, que es quien analiza lo bueno de lo malo en mis conductas…y que oprime mi respiración, con el agobio que provocan los secretos…por qué maneja mi vida y no me permite ser?

I: pero uno no va tan liviano por la vida contando a todos lo que hace, piensa o deja de pensar. Hay cosas que pertenecen a la privacidad, al mundo privado de cada uno. O ¿es qué todos debemos abrir nuestras vidas a quien sea? ¡Creo que sería muy peligroso hacer eso, con los depredadores que andan al acecho!

MT: La privacidad no es de lo que acá hablamos. Seamos claros. Evitemos más confusiones.

El mundo de lo privado y el de los secretos, son territorios bien distintos, aunque se suelen desdibujar sus fronteras.

I: pero ¿lo privado no es secreto?

MT: no necesariamente. Si podemos desarmar toda la madeja de lo que es un secreto, veremos claramente sus profundas diferencias con lo privado.

Permíteme volver sobre mis pasos y empezar desde otro sitio…

I: como tu quieras, estoy dispuesto a acompañarte..

MT: hemos dicho en otras ocasiones que buscamos permanentemente seguridad y placer, y que eso es la causa de la creación de imágenes. Es decir, que cada una de la imágenes me otorgan cierta seguridad, un sentimiento de profunda pertenencia, en donde hay protección. También hablamos que el conocimiento desbordado en el campo psicológico, es el que da origen a esas imágenes y ellas son las que reciben todas las heridas y el sufrimiento. Por lo tanto es evidente que cualquier relación tendrá una tensión permanente, habrá competencia y conflicto. Toda imagen estará siempre a la defensiva.

La imagen es miedo. Y si tengo miedo, voy a amurallar cada hecho o pensamiento “fallido” , detrás de mi mundo secreto.

Ese secreto, ese silencio, que en un principio considero que me protege y calma, termina pudriéndose dentro.

Quitar ese lastre pesado que llevo en la memoria, deshacer cada uno de los hechos que nos avergüenzan, es vivir con una nueva cualidad. Es descubrir que vivir sin miedo, es igual a no tener imágenes.

Entonces mi mundo privado, será una tierra que no conoce las fronteras del peligro.

Fotografia de Vic Liñan

miércoles, 6 de octubre de 2010

YO Sé


El conocimiento es siempre limitado.
Además de limitado es muy contradictorio. Sobre todo cuando ese conocimiento es auto-referencial, cuando es una descripción de uno mismo.
El conocimiento es el pasado. Está en las raíces de cada una de las experiencias del individuo.
Con el conocimiento forma mis imágenes, y ellas son las causantes de cada una de las heridas recibidas y provocadas.
Si digo que conozco a alguien, en realidad lo que hago es proyectarme sobre otro.
El conocimiento separa, frustra.
Cada vez que digo "yo sé" entro en un espiral de conflictos...porque el conocimiento es siempre limitado.
Cada vez que digo "yo soy" se hace presente la vanidad, la arrogancia, la soberbia, la contradicción.
Enaltecemos y elevamos a sitios olímpicos al conocimiento... y nunca nos detenemos a investigar lo que provoca en el ego.

Me pregunto si existe alguna sabiduría que esté fuera del movimiento del tiempo. Que se halle vacía de conflicto o dolor. Un conocimiento que cuando se exprese en el cerebro, y utilice la lógica para comunicar algo, no forme ninguna imagen en nadie ni en nada.
Hablo de un conocimiento que sea una percepción directa, sin fisuras, ni contradicciones. Que no se quede en mi cerebro acumulando, acumulando y acumulando.
Hablo de ese conocimiento que cuando se hace presente, deshace toda la confusión en que estamos atrapados.


domingo, 16 de mayo de 2010

EL DESEO II

Estamos acostumbrados a repetir sin detenernos a reflexionar.
Con respecto al deseo, parecería que está muy bien desear algo, tener ilusiones, sueños, ser personas que proyectan situaciones ideales: con la pareja, con la política, sus finanzas, etc...
Creamos un mundo ideal y renunciamos, huimos, nos evadimos de lo que sucede en nuestras vidas.
Repetimos lo que otros dicen que digamos, queremos lo que nos imponen, necesitamos lo que otros determinan..¡¡.Todo es un disparate!! Y el deseo esta allí, latente y agazapado. Creando laberintos mentales.
Interlocutor: Pero ¿no hay deseos buenos? es decir, ¿todo deseo conlleva un conflicto?
MT: Seamos cuidadosos, dijimos que la raíz del deseo está en la imagen que provoca el pensamiento. Sin imagen no hay deseo. Solo existe lo que es y su utilidad. Tomemos ejemplos sencillos: si tengo hambre, el cuerpo comenzara a dar las señales de que debo alimentarlo, en ese instante los sentidos están a disposición de esa actividad. Pero si en ese momento creo una imagen mental del plato que mi madre me cocinaba los domingos, o aquél en donde conocí a alguien encantador, o de la porción de pizza mas sabrosa que he comido...mi impulso es el de cubrir ese deseo y ya no la necesidad de hambre....es decir que he modificado el rol de lo real por el ideal.
Cuando veo en mi cabeza la imagen, coloco esa idea primero y me muevo tras ella. Es decir, mi pasado devora al presente, y da entrada al conflicto.
La frustración o el dolor, no tiene escalas.... Es falso eso de poco frustrado o apenas herido. Su mecanismo es igual si me frustro por no conseguir una pizzería, que si extraño a mi madre y su comida, o cualquier otro ejemplo que se te ocurra...lo mínimo y lo máximo son iguales. Su raíz es idéntica a pesar de que sus dimensiones sean diferentes.
Ellos son parte de tu estado interno dividido. Si hay deseo hay dolor.
I: Estamos perdidos.
MT: diría más bien, que se puede vivir de otra forma, pero el cambio ha de ser radical. El otro día, una amiga me decía, que comprende todo lo que significa el hecho de identificarse con las ideas, pero sostenía que no es del todo malo hacerlo con alguna sí y con otras absolutamente no. Y eso es absurdo. O está o no está la libertad. Se es libre completamente, no por momentos o según tu medida. Y mientras tenga una medida de las cosas de acuerdo a mis conceptos, creencias, o conveniencias, soy esclavo de esos impulsos.
I: pero un hombre que no tiene deseos, no se convierte en una entidad fría, distante,?
MT: esa es una idea, un condicionamiento. ¿Acaso ahora no somos eso?...Es un hecho que la sociedad es caótica, todos corriendo y pulsando a favor de lo que les conviene. Vivimos a la defensiva, desconfiando unos de otros, aislados. Eso es el pensamiento egoísta o egocentrista...como más te guste.
Aquél que es capaz de descubrir y colocar al pensamiento en su justo lugar, es un hombre íntegro. Es alguien que comprende, que se encuentra psicológicamente solo, que no tiene autoridad, que no repite por repetir, Y eso hace que una sensibilidad mucho más profunda habite en él. Ese hombre no está aislado. Todo lo contrario, es alguien que no se evade de lo que le sucede, de lo que pasa. Ese ser comprende, vive sin temor, sin apego a nada.
I: Y en este caos también esta incluida la sexualidad, el deseo sexual, y las fantasías, verdad.
MT: sin duda, a tal punto que un hecho tan elemental como la sexualidad se ha convertido en un tremendo problema. No es diferente a ninguno de los conflictos que tenemos. Su mecanismo es el mismo que el resto..
I: pero ¿por qué es eso? ¿no deberíamos disfrutar del sexo?
MT: disfrutar de la vida entera, tal como es. Esa es la tarea. El sexo no está ajeno a ello, no es distinto al resto de uno. Es un fragmento más. Pero le damos una dimensión y entidad distinguida, única. Así lo convertimos en otro problema, es un agobio maquillado de placer, es un mandato, es estadística, lo relacionamos con el amor, y luego de calmar ese impulso, ese supuesto amor, queda reducido a nada...
I: pero ha de tener una dimensión diferente. A través del sexo la especie se sostiene..
MT: Vamos a averiguar eso.
Investigar el sexo, es investigar mi relación de pareja, mis vínculos cercanos; y eso requiere de calma y claridad. Estar dispuesto a confrontar y cuestionar seriamente con los conceptos sociales, religiosos, morales, y todo dislate a que es sometido ese hecho. Descubrirnos a nosotros mismos, a nuestros miedos y a las propias miserias. Usamos la sexualidad como moneda de cambio, en nombre del amor, y es un hecho que lo único que importa es la propia satisfacción.
Dejemos acá, por hoy es suficiente.