viernes, 12 de noviembre de 2010

LA EVOLUCION Y YO.


A la mayor parte de la población, estoy seguro, le llamaría la atención que una o varias personas, anden por la vida sosteniendo que el mundo es plano. Si un individuo distraido se aventurase a caminar hasta la línea de horizonte, sostendrían que su destino sería la trágica caída en un abismo infinito.
Además la tierra, para ellos, es el centro de todo el universo...en fin.
Es ridículo sostener ese concepto. Indefendible. Sobran pruebas concretas para evitar tropezar con semejante disparate.
Sin embargo la tensión surge con el proceso evolutivo del ser humano.
Negar que el hombre es el producto de la evolución, está hoy día, en el mismo nivel de negar que la tierra es redonda. Y sin embargo muchos, muchísimos, millones, resisten a ese hecho.
¿hace falta citar el listado mágico que algunas personas u organizaciones sostienen sobre nuestro origen?...
¿Por qué razón necesitamos sentir que pertenecemos a algo inmenso, trascendente, eterno?
¿A qué se debe la resistencia de reconocernos tal cuál somos como especie?
¿por qué será que nos sentimos propietarios de toda la naturaleza, como si fuéramos nosotros los creadores de todas las partículas que nos rodean?

El biólogo español Francisco Jose Ayala escribía hace un tiempo: "...es posible afirmar hoy que ya no existen lagunas de conocimientos en la historia evolutiva de los organismos vivos. Las principales ramas del árbol de la vida han sido reconstruidas por entero y en muchos detalles. Cada mes se publican más y más ramas del árbol universal de la vida en montones de artículos científicos. La prácticamente ilimitada información evolutiva codificada en la secuencia de ADN de los organismos vivos permite a los evolucionistas reconstruir todas las relaciones evolutivas que conducen a los organismos actuales, con tanto detalle como se desee. Si se invierten los recursos necesarios (tiempo y gastos de laboratorio) uno puede tener la respuesta a cualquier pregunta, con tanta precisión como se quiera..."

Pero la creencia es más poderosa que un hecho irrefutable.
Y cuando la creencia siente peligro...puede convertir al hombre en el ser más destructivo de la creación.


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