La atracción entre las personas tiene un halo de misterio.
Gustarse, buscar cualquier motivo para estar cerca de ese cuerpo que nos atrae, tocarse con alguna tonta excusa.."-tienes algo en la cara...permíteme..."
Nos reímos de todo como idiotas, estamos dispersos, vivimos distraídos...es que alguien nos gusta.
Todo ésto se marca mucho más si notamos que también gustamos a esa persona.
Entonces aparecen nuestras imágenes ideales, las ideas, los símbolos, las conclusiones que viven en mi y así, comienzo a secar lo que pasa, día a día esa luz se va apagando.
Luego esa novedad, será rutina.
La rutina es hábito. Mi relación se vuelve mediocre, exigente, intolerante...
¿Por qué? ¿qué ha pasado?¿..adónde se fue aquél estado de alegría? ¿es así la vida?
Si no es así, si descubro que somos nosotros que convertimos lo dulce en amargo. Somos cada uno de nosotros que destruimos cualquier relación. ¿Puedo pararlo? ¿detenerlo?
¿Puedo cambiar ese patrón?¿ Se puede modificar esa norma con destino de dolor? ¿puedo terminar con la soledad?
Para descubrir si puedo hacerlo, debo estar muy atento a mi pensamiento, a mis mecanismos de crear imágenes, conclusiones. Es muy importante ver cada una de mis valoraciones morales y culturales que aplico a cada situación.
Seré implacable en mi propia observación. Porque son mis conceptos los que me marginan, los que condenan al otro, Yo y mis ideas te expulsan.
En la medida que se desarme todo ese perverso mecanismo de valoraciones, la energía vuelve a refrescar mi ser. Es el inicio de una renovación tan potente, que la vida se modifica desde su raíz hasta la periferia.
Vuelvo a ser yo. Muere el que debería ser.
Ahora puedo estar totalmente contigo...Ser Tu.
Soy Lucas, ¿Tienes poderes?
ResponderEliminar