Buscamos seguridad en la pertenencia, así nos agrupamos en tribus acorde a mis deseos y creencias. Allí me siento seguro, protegido, pero para ésto es esencial que no reflexione, ni me pregunte o investigue demasiado a fondo. Sólo debo obedecer a esa dependencia grupal. Si empiezo a hacerme demasiadas preguntas estaré perdido, todo se puede desmoronar.
En tanto no formule ninguna pregunta, puedo sentirme cómodo, pero si inquiero, toda mi situación es sometida a un reto. Y mi seguridad tambalea, veo lo frágil que es esta ilusión de la seguridad. Y al sentirme en peligro, renuncio a la investigación, dejo de ser serio, o sencillamente cambio una seguridad por otra que me calme. Mi pensamiento es sólo hábito.
Mi experiencia me dice que soy cristiano, budista, español, mexicano...mi conocimiento me dice que soy fisioterapeuta, psicólogo, analista de sistemas, publicista....Que soy madridista, colchonero, culé...¡me agrupo!, pertenezco, me arraigo, obedezco, me siento protegido, es decir seguro....sigo las normas, camino tras las reglas de la tribu, sin cuestionar nada, porque si lo hago todo puede desmoronarse al descubrir que nada de eso es verdadero. Sólo sirve como artilugio de confusión, ilusión. Es excluyente en su propia esencia. Por lo que yo me convierto en un ser que se aísla, que discrimina, que juzga, que condena.
Vivo a la defensiva.
Soy otra persona más...que vive con miedo.
¡Qué cierto es esto que ha escrito!.
ResponderEliminarUtilizamos tanto el "Yo soy tal cosa", "Yo tengo tal cosa..." o "Mi auto, mi casa, mi..., todas son posesiones que nos hacen sentir seguros. Sé que cuando -por decirlo de algún modo- la vida te despoja de todo y quedas desnudo ante tí mismo, puede pasar que te hundas en la depresión, la victimización o que sea un momento valioso para empezar a saber quién eres.
Ha escrito sintetizado un excelente relato para reflexionar. Saludos