- Anónimo dijo...
Hola Marcelo, muchas gracias por tu contestación. Estoy de acuerdo contigo en que la polaridad aumenta el miedo a la muerte, pero como tu bien dices "queremos saber como continuar, no tener nunca fin". Tenemos miedo a no ser. Con tu razonamiento de la polaridad puedo evitar mucho sufrimiento pero no evito el miedo a la muerte, a desaparecer. Luego está, que todavía no hemos hablado, el miedo al dolor, el miedo a la muerte de un hijo por ejemplo.
- 19 de mayo de 2010 07:00
- Aquello que vemos, aquello de lo que tenemos memoria. Eso que señalas y nombras. También los que ahora miras. Esos que abrazas, y también con los que te enfrentas o discutes. Los que odias, los que necesitas, los que te son indiferente, y los imprescindibles. Todos, quien se te ocurra... tus hijos, tu familia, la mía...tu, yo, todos y todo lo que está andando por este maltratado planeta, en algún momento va a desaparecer. Morirá.
- Cuando leo algo así, me armo con un poco de lógica, valor e intelectualizo el párrafo, diciendo "...claro, ley de vida", pero en realidad no he llegado a comprender y me escapo con una frase casual y oportuna. Porque el miedo sigue intacto. Mi ego sigue luchando para evitar su fin.
- Un truco egocéntrico, es la proyección, es decir, enunciar o señalar algo que parece externo al ego, lleno de lógica...por ejemplo "miedo a la muerte de un hijo, y su dolor" (quien se atreve a discutirlo...?)
- Claro que la muerte de un ser querido es dolor, pero eso sucede cuando sucede. Allí el dolor es genuino. Sea cual fuera la circunstancia del hecho. Vaya ocasionado por el agobio de una enfermedad, por la vejez, por el impacto de un accidente fatal...Uno se convierte completamente en dolor. ¡Es dolor!
- Muy distinto es el sufrir...El sufrimiento está atado a la comparación, a la falta de algo que me satisface y no tengo o perderé. El sufrimiento es tiempo.
- Ahora bien, pero si yo pienso que a mi niño le puede pasar algo y morir, sufro. Que un accidente acá o allá...lo que se me ocurra o imagine, Yo sufro y estoy sencillamente proyectándome y viendo en ese inocente mi propio fin. Lo utilizo como símbolo de mi resistencia, maquillando ese hecho como algo indiscutible:.. todos te apoyarán con un ejemplo tan "solido" al verte sufrir. ¿Quién se atreverá a decir, "...mira hombre eso que piensas es un error..."?
- Lo digo yo, y si me permites, diré que eso es un error. Es una simple treta egocéntrica de proyección. Básico, simple de comprender, y elemental en su estructura. Sólo estás tú, tu pensamiento, con la resistencia al cambio. Y la muerte es el gran cambio. Es el fin. Pero como decíamos en la entrada anterior, voy a intentar de lograr que lo desconocido (la muerte) se convierta en conocido. Para eso utilizo los elementales recursos de siempre (el ego no tiene otro) y acudo a mi pasado, a lo aprendido sobre lo que otros dijeron de la muerte, a lo inventado por otros egos sobre el más allá. Algunos me placen y aseguran tranquilidad...pues con esos me quedo. Esos me dan seguridad.
- Vida-muerte, polos complementarios y necesarios en el tiempo-espacio....En el equilibrio de los polos existe una fuerza que es necesaria para que brote la armonía. Esa fuerza es el ritmo.
- El ritmo es determinante para la armonía de los polos opuestos.
- Si devoro mi vida con distracciones y escapes, huyendo a toda reflexión y quietud interior, siempre escapando de la muerte, con creencias, ritos, ideas, conclusiones. Utilizando las proyecciones oportunas para seguir escondido, es un hecho que niego a la muerte como polo de la vida. Es un hecho que mi ignorancia rompe todo ritmo vital. Desmorono la belleza que tiene la armonía. Este desequilibrio es sufrimiento.
LA CONCIENCIA, LA MENTE, EL PENSAMIENTO, LOS DOLORES NOS HABLAN. - "marce_taj@hotmail.com"
jueves, 20 de mayo de 2010
LA MUERTE Y el EGO
Hola Marcelo, muchas gracias por tu contestación. Estoy de acuerdo contigo en que la polaridad aumenta el miedo a la muerte, pero como tu bien dices "queremos saber como continuar, no tener nunca fin". Tenemos miedo a no ser. Con tu razonamiento de la polaridad puedo evitar mucho sufrimiento pero no evito el miedo a la muerte, a desaparecer. Luego está, que todavía no hemos hablado, el miedo al dolor, el miedo a la muerte de un hijo por ejemplo.
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